Un jardín portátil que crece usando tus propios deshechos

Aroussiak Gabrielian, profesora de arquitectura del paisaje en la Universidad del Sur de California, ha creado la primera granja portátil del mundo, que puede cultivar una variedad de productos frescos, utilizando fertilizantes suministrados por los propios desechos humanos.

Su invento ecológico se presentó el mes pasado en Beijing, como parte de «Human (un)limited», una exposición híbrida de arte y tecnología para exhibir trabajos con visión de futuro con el objetivo de mejorar la vida humana.

Su paisaje fashion se presenta en forma de chaleco, hecho de fieltro lleno de semillas que retiene la humedad. La prenda cultivada tiene un sistema incorporado para desviar el sudor y la orina del usuario, filtrados por ósmosis, al lecho del jardín, así como los desechos depositados por los insectos y organismos que inevitablemente harán que el verde se convierta en su hogar.

El chaleco funciona como una “capa de vida vegetal”, destinado a proporcionar sustento al usuario, así como a prosperar como ecosistemas en expansión que atraen e integran otras especies de animales e insectos. La prenda promueve una dieta y un estilo de vida saludables, ya que los jardines se alimentan y nutren con desechos corporales e inspiran la exposición al aire libre para optimizar la fotosíntesis.

Solo uno de los prototipos de Gabrielian proporcionó 20 libras de alimentos de 40 verduras diferentes en solo unas pocas semanas, incluyendo repollo, rúcula, brócoli, col rizada, maní, guisantes, champiñones, fresas y hierbas como salvia, romero y tomillo de limón. Pero el cultivo principal del chaleco era microgreens, también llamadas lechugas jóvenes, que tienen el beneficio adicional de tener 40 veces la concentración de nutrientes que sus contrapartes adultas.

Gabrielian demostró el prototipo poniéndolo para una presentación en la Academia Americana de Roma.

“Es caluroso pero también es húmedo. Es pesado. Realmente te pone en contacto con la materia viva del paisaje”, dijo. La imponente experiencia de uso, espera, ayudará a las personas a apreciar su comida y cómo se cultiva en un nivel más profundo.

«La esperanza es despertar a las personas del tipo de posición pasiva que han tomado sobre los problemas climáticos, para darse cuenta de los extremos a los que la humanidad podría tener que llegar para sobrevivir», dijo. «No se trata de resolver el problema alimentario o el problema del suelo, sino llevar los problemas relacionados con la crisis ambiental a la escala palpable del cuerpo».