El presidente ruso culpó a Estados Unidos por la crisis económica mundial

El presidente ruso Dmitri Medvédev aseguró que Estados Unidos es el responsable de la crisis económica mundial y que ésta podría ser «la más grave» desde la Gran Depresión. Lo dijo en el marco del XII Foro Económico que se lleva a cabo en San Petersburgo.

“La disparidad entre el papel formal de Estados Unidos en el sistema económico mundial y sus capacidades reales es uno de los factores fundamentales tras la actual crisis», aseguró Medvédev durante su intervención en el Foro que congrega a centenares de empresarios de todo el mundo. También dijo que Rusia es consciente de su «responsabilidad» en la economía mundial y que desea «participar en la formación de las nuevas reglas de juego sin ninguna ambición imperialista».

De esta manera, el presidente ruso se hizo eco de los cambios en una serie de variables económicas que, de un tiempo a esta parte, parecen anticipar una recesión mundial. Los últimos datos de desempleo en Estados Unidos son sintomáticos de un descenso en la actividad económica del principal motor de la economía global. A ello se le suma el precio récord del petróleo, que el viernes cerró en Texas a 139 dólares el barril.

En San Petersburgo, Medvédev también se refirió a los organismos financieros internacionales: habló del «vacío» existente en el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional a la hora de responder a problemas como «la crisis financiera, el alza de los precios de los hidrocarburos o la carestía de los productos de primera necesidad”. Propuso, en tanto, celebrar en Rusia una conferencia financiera internacional de la que tomarían parte directivos de empresas, analistas y expertos de todo el mundo.

Por su parte, Estados Unidos se pronunció a través de su ministro de Energía, Sam Bodman, quien dijo que no hay una crisis petrolera en el horizonte al tiempo que pidió no intervenir con regulaciones «que alteran el mercado». Fue durante la reunión del Grupo de los 8 países más industrializados celebrada ayer en Aomori, Japón.