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En medio de la disputa entre el Gobierno y los ruralistas, Bergoglio llamó a la ‘unidad como pueblo’

A diferencia de otros años, la celebración oficial del 25 de mayo y el tradicional Tedeum no la tendrá a la presidenta en Buenos Aires sino en Salta, y con un acto interreligioso. Un día antes, y en celebración de Corpus Christi, el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Jorge Bergoglio, aprovechó el escenario montado ayer en Plaza de Mayo para enviar un mensaje a varios sectores de la sociedad.

Se sabe que el Tedeum es una de las oportunidades que tiene la Iglesia para unir en un solo mensaje sus conceptos religiosos y políticos sobre la actualidad del país. Y en esta oportunidad, el momento político encuentra al oficialismo en una disputa abierta con el sector rural, luego una semana en la que el Gobierno y la Iglesia también chocaron por las distintas apreciaciones sobre la pobreza.

En el escenario montado ayer en la Plaza de Mayo, Bergoglio llamó a la unidad de la sociedad sin hacer menciones directas a ningún sector en particular. Sin embargo, sus palabras bien pueden leerse en el contexto: “Ni quietos, ni atropelladores, ni dormidos sobre los laureles ni crispados”, les pidió a los fieles, al tiempo que los invitó a caminar “con sentido del tiempo cristiano, que es tiempo de amor, tiempo que vincula, tiempo que no levanta muros, sino que tiende puentes entre las generaciones y entre los corazones, tiempo en el que se privilegia la unidad al conflicto”.

Mientras en Rosario el campo decide si vuelve al paro con movilización en las rutas, y en Salta se arma el festejo oficialista, Bergoglio invitó a recorrer un camino “haciendo memoria del amor de Jesús”, donde las “calles se transfiguran y se vuelven lugar de projimidad, lugar de encuentro, lugar de solidaridad”.

La semana que pasó también tuvo a la Iglesia rozando con una parte del Gobierno: el obispo Jorge Casaretto había dicho que “la percepción nuestra es que en estos momentos está aumentando la pobreza”; y rápidamente fue cruzado por la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, quien dijo disentir con Casaretto, “porque una percepción es una visión sesgada” y “lo objetivo y evidente es que la pobreza bajó en números absolutos y la calidad de vida mejoró”. Desde Azul, también celebrando Corpus Christi, fue el obispo emérito de Viedma, Miguel Hesayne, el que entró sin vueltas en el tema: llamó a buscar “con audacia y tenaz empeño, caminos para compartir bienes materiales y espirituales”, y pidió que “los ricos católicos bajen a reunirse fraternalmente con los carenciados” y que “los carenciados no vendan su dignidad al clientelismo político o a la beneficencia o la dádiva fácil”.